Y no
pasa nada.
Vivimos en el S.XXI, y no paramos de alardear de ello.
El matrimonio homosexual se ha legalizado, y ya lo aceptamos como una forma de
matrimonio más.
Pero lo
cierto, es que seguimos estancados en cuanto a la aceptación de las personas
que deciden vivir solas, no compartir su vida con nadie, mas allá de la familia
y sus amigos.
Y esa
es mi decisión. Quizás soy muy joven, lo sé. Pero vivo a un ritmo
demasiado lento, para un mundo lleno de relaciones esporádicas y de líos
amorosos, a tres por semana.
Abro
las revistas, entre consejos de maquillaje y estilismo, encuentro un
megareportaje de como encontrar el amor de tu vida, con tanta fiabilidad, como
el tarot de Esperanza Gracia. En un par de semanas, nos atormentaran con los
especiales “Amor de verano”.
No creáis que no me he planteado cuál es mi problema, por qué en este tiempo no he encontrado a nadie, claro que lo he hecho! Pero esa fase sólo te dura unos meses, después te acabas acomodonando, disfrutando de tu soledad, de las miles de cosas que puedes hacer sin depender ni dar explicaciones. Está siendo una fase muy positiva para mi, y que ahora mismo dudo que pueda cambiar por nadie.
Quizás
es que he abierto los ojos, o quizás es que soy mujer de poca fe. Pero algo
tengo claro, en mi vida decido yo, y no la sociedad. Y si siempre he sido libre
de llevar minifalda en pleno invierno, también lo soy de acudir a bodas sola o
de declarar a los cuatro vientos que hace dos años que soy muy feliz sin
compartir mi cama.
PD:
Abstenganse de comentarios haciendo alusión de que todos tenemos una media naranja
o, de que todo llegará.